18 de marzo de 2010

América profunda. III - La marcha de Dios sobre el mundo

Los cinco signos de Viracocha pueden comprenderse mejor desde el siendo mundo de Tunupa, es decir, la manera como Dios va siendo [y dándole sentido al] mundo. En el texto de Kusch se muestra la capacidad que tiene el indio para comprender el equilibrio entre cosmos y caos. El temor a la ira divina no es una forma de ser negativa, sino la forma de encontrarse en el mundo [que va siendo Viracocha en Tunupa].

La dificultad aparece en el temor, pues el miedo siempre presente de pasar de la seguridad a la inclemencia se mantiene en la cotidianidad del indio; se tienen las dos posibilidades: cosecha o granizo destructor, abundancia o escasez. Pero la visión de estas dos realidades -de los opuestos- es conjugable al entender que todo puede ser, al mismo tiempo, macho y hembra, benefactor y enemigo... Dios mismo es dualidad y por eso se puede pasar tan rápido del bienestar a la pesadilla.

El caminar de Viracocha siendo el mundo (Tunupa) se relaciona también con el signo de la cruz cósmica (las estrellas en el firmamento) que no tienen que ver con la comprensión cristiana de la cruz, de la que se encuentran evidencias arqueológicas precolombinas.

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